En el interior de Itzina. A la sombra en días del calor del verano sirven de sesteo de ganado y al abrigo de los vientos y tempestades. A los pies de Arkunatxa. Las ruinas de una txabola se mantienen en un Cruce de senderos bien subiendo hacia Atxulo (el ojo), bien hacia Axlaor, bien para Supelegor o hacia Iruagiñeta y Axkorrigan. Quizás una de las tantas imágenes que siempre me vienen a la memoria.